martes, 11 de junio de 2013

#15

 Me despierto una mañana más, sin ganas de volver a mi rutina, a los abucheos, a los insultos, a las declaraciones de odio. Llegando al lugar donde seria mi juicio final, veo que todo está en silencio, según me voy acercando se nota más la soledad. Entro la sala donde según creía yo se encontraban mis jueces y el jurado que iria en mi contra, pero no había nada, ni nadie. Todo silencio, soledad, sensaciones sobrias, y tristes, pero me siento feliz, realizada. Cuando me dispongo a salir de la sala, me encuentro al peor espectro que mis ojos pudieron ver. Este ser estaba rodeado de sangre, pero no manchado, sin embargo, sabía que él puso fin a mi desesperación. Osó abrir la boca delante mía, y me dejó percibir sus temibles fauces, pretendía atacarme, según se vió, pero no se atrevió a acercarse, Mi cuerpo rezumaba ira y poder, y parecía intimidar a la bestia que ante mi se encontraba. Mansa ante mi se mostró, y le acaricié. Mientras me iba por el pasillo que conducía a la salida, mi pequeño compañero me acompañaba cual fiel mascota, y poco a poco se mostraban los cuerpos de todos aquellos verdugos de mi felicidad, que torturaron mi ser y maltrataron mi moral. Al final descubro que la bestia era mi sed de sangre, mi desesperación, mi deseo de liberación.... Finalmente me miro, y compruebo que soy el ser humano que fui siempre, porque el ser humano es el horrible ser destructor y asesino, y quiero huir, y se acabó todo..................